Elegí unos asientos de precio intermedio, que ya es un precio alto. Pero bueno, me habían hablado tantas maravillas del Circo del Sol que no me importó pagarlo, si bien es verdad que iba con un poco de escepticismo al respecto.
Llegué con tiempo de sobra y me encontré con que el escenario era una carpa. Además, como voy viendo habitual, abrieron la zona de comprar antes de la zona de los asientos. Aparte, me costó encontrar los baños, donde surgió la duda de si había agua potable o no, por lo que me quedé sin beber agua (me niego a pagar 4€ por una botella microscópica). La experiencia previa a entrar un desastre, vamos, en cuanto pude me fui a mi asiento y esperé a que empezara en los incómodos asientos.
Había actores por los pasillos dinamizando hasta que dio comienzo y el principio fue espectacular: me autoconvencí de que iba a merecer su precio, pero luego empezó el número de la playa, que estaba bien pero no tanto. Y a partir de ahí todo fueron altibajos: números geniales como las chicas del monociclo con números apenas interesantes y alguno directamente aburrido, en especial los que intentaban meter alguna parte cómica que no consiguió hacerme reír, como mucho sacarme una media sonrisa. Ninguna queja a nivel técnico, eso sí, los artistas de primera, pero algunos de sus números simplemente no tenían interés ni chispa.
Además, no había ni un hilo conductor ni nada remotamente parecido que diera sentido a los diferentes números. Iban de anfibios y ambientación tribal a una playa moderna, pasando por marcianitos y un número de toreros, todo sin venir a cuento, sin fluidez. Solo había algo de storytelling dentro de alguno de los números, como el de patinaje o el del trapecio, pero desde luego las historias no se extendían a todo el espectáculo, eran como anecdotillas del número y ya. Gran vestuario y escenario, sí, pero no le vi la gracia a tanto cambio brusco.
En fin, resultó de lo más decepcionante, porque los números buenos no compensaron el resto de la experiencia. Al final, me ha parecido un circo más, solo que mejor ambientado y sin animalitos. Cuando una se gasta un porcentaje tan elevado de su salario en un espectáculo, espera estar todo el rato con la boca abierta. No ratitos con la boca abierta, ratos pensando que está bien pero nada del otro mundo y ratos aburrida deseando que acabe esa parte.
En definitiva, no creo que vuelva, ni aunque rebajaran mucho el precio de las entradas. Mi tiempo también vale, y me sentí como si lo estuviera desperdiciando en algunas partes del espectáculo.
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