Ya sois muchos los que me habéis preguntado por el máster de edición UCM-Santillana, que realicé hace poco, y es un poco redundante repetir una y otra vez lo mismo, así que, para los que tengáis curiosidad, voy a hacer esta entrada explicando un poco cuáles fueron mis impresiones sobre el mismo. Por supuesto, es una opinión muy personal y las circunstancias de cada uno son de lo más relevantes a la hora de decidir si hacerlo o no.
Lo primero que digo siempre que me preguntan por el máster de edición es que para mí no valió lo que costó. Y, para el que no lo sepa, le diré que casi me dejé 7.000€ y que, a diferencia de muchos, a mí no me lo regalaron mis padres sino que lo pagué de mi bolsillo, con el sudor de mi frente. Quizás por eso valoro más el esfuerzo para conseguir esa cantidad y soy más dura a la hora de criticar aquello en lo que me lo he gastado.
Pero antes de hablar de la profunda decepción que sentí durante el año que duró el máster, dejadme que os diga que
yo no soy, ni de lejos, la típica persona que asiste a esas clases. La mayoría no han tenido contacto previo con el mundo literario, vienen de nuevas y quieren ser editores. Yo, por el contrario, llevaba cinco años en contacto directo con el mundo literario gracias al blog y a
mis libros autopublicados e iba con la idea de complementar mi formación para crear mi
asesoría de marketing literario.
A nivel personal también difería profundamente de mis compañeros, ya que parecía ser la única con predilección por los géneros juvenil, fantástico, romántico... que para la mayoría de ellos (y tristemente para unos cuantos profesores) no son dignos de tenerse en cuenta y se consideran "baja literatura".
Elegí el máster de Edición UCM-Santillana, entre todos los que se ofertaban, por varios motivos:
- El prestigio de que viniera avalado por una editorial
- Que se iba a hablar de marketing de libros
- Que se iba a hablar del libro digital
- Que se harían prácticas en editoriales y tenían convenios firmados con muchísimas de ellas. Y que, aunque no te aseguraban nada, te vendían un posible empleo al acabar.
Al final, el prestigio del máster no me ha servido para nada a la hora de buscar trabajo, la parte de marketing fue demasiado escasa por falta de tiempo (me resultó un tanto anecdótica: recordemos que vengo de la licenciatura de Publicidad y RRPP, donde te machacan con marketing durante cinco años), la conclusión que saqué del libro digital es que hay mucho potencial pero que nadie tiene ni idea de cómo explotarlo ni de cómo evitar que hunda el mundillo editorial tal y como lo conocemos (aunque hubo una de las clases en las que sí nos hablaron de temas menos abstractos y más útiles) y las prácticas fueron lo único que mereció la pena (si bien es cierto que tuve suerte y que, de haberme tocado las que tuvieron otros compañeros, me habrían dado ganas de pegarme un tiro).
Aparte de las clases de economía editorial y alguna que otra clase suelta más (sin olvidar la
visita a la imprenta y a la distribuidora)
, el resto me sirvió de poco. Sí es cierto que te
traen a profesionales del mundo de la edición, pero eso tiene un inconveniente: como se cambia el profesor de un día para otro,
al final acaban repitiendo conceptos y quedándose en lo superficial. Esto está muy bien para el alumno tipo que viene de nuevas, supongo, pero como ya he dicho yo ya había tenido contacto con el mundo editorial y lo superficial ya lo conocía. En cualquier caso, considero que uno no hace un máster y se gasta 7.000€ para quedarse en lo superficial, sino para profundizar.
Otra cosa que detecté es que muchos de los que venían a hablarnos se han quedado en el pasado, en aquellos tiempos de bonanza en los que los libros se vendían como churros, hasta en los periódicos, y no existía el libro digital. En definitiva, las anecdotillas y todo lo que nos dijeron era interesante... pero, para el panorama actual, mucho más incierto y complejo, no era demasiado aplicable. Ni realista. Como tampoco eran realistas las cifras que se manejaban, con tiradas de best seller (y por tanto costes de escala) que no se podían aplicar a las tiradas medias actuales, tanto menos si hablamos de editoriales pequeñas (que es para lo que se suponía que nos preparaban: de hecho, el trabajo final era montar una editorial ficticia y editar uno de los títulos). Cada vez que se tocaba el tema de la piratería y el libro digital ya era la monda, y lo único que saqué en claro sobre el panorama actual y futuro del mundo editorial es esto: "Nadie sabe nada, las perspectivas son malas, hay oportunidades pero nadie sabe dónde están ni cómo salir del pozo, cada vez se recorta más en calidad... pero es una profesión muy bonita".
También, como ya he dicho antes, apenas se hizo mención a los géneros que más me interesaban, aunque sean de los que más venden (la excepción es la novela infantil y juvenil, que tuvo sus clases a parte) y todo acababa derivando en lo Literario, con mayúsculas (quién decide qué es Literario y qué no es algo que sigue escapándoseme, no sé si me entenderéis), que era lo que parecía gustar en exclusiva a la mayoría de los presentes. A mí no me disgusta, ya sabéis que leo de todo y valoro cada libro sin pensar en el género pero vamos: preferiría editar un libro "basura" (escrito por un famosete que no sabe escribir, por ejemplo) y forrarme antes que editar una joya y perder dinero, no sé si me explico. No deja de ser un negocio: que luego dicho libro "basura" me diera vergüenza ajena sería otra historia, pero lo que está claro es que editando joyas con las que el español medio no podría ni leer un párrafo es difícil prosperar... y eran las joyas, no los libros basura, los que predominaban en este máster. Aparte, como soy una rarita que lee para entretenerse, prefiero un best-seller que no sea literariamente perfecto antes que un libro que me haga comerme el tarro y no tenga ni ritmo ni un poquito de desarrollo de la trama. Así que tampoco puedo decir que me motivara demasiado oír hablar sobre dichas joyas.
Otra cosa, que ya no es tanto del máster en sí como de la gente a la que atrae el máster, es que
me encontré con una alta concentración de radicales literarios. No todos lo eran, no vamos a meter a todos porque sería injusto para muchas personas que fueron un encanto, pero ya sabéis lo mucho que me enerva tratar con ese tipo de gente que te mira con desprecio solo por decir que te gusta cualquier libro mainstream (o cualquier género), sin que se hayan molestado siquiera en leer dicho libro (o género).
Por otro lado, dado que durante mi estancia en el máster Random
House compró toda la parte literaria de Santillana, no sé si eso ha
afectado al máster de los años posteriores. Pero en definitiva, si sueñas con ser editor, como primera toma de contacto con el mundillo está bien, si es que tienes el dinero para pagarlo, pero no esperes milagros: no es probable que salgas con trabajo, puede que tengas suerte o no con tus prácticas y quedará muy bien en tu currículum, pero tampoco te asegura nada en absoluto. Por otro lado, los que ya han tenido contacto con el mundo editorial no deben esperar que se profundice demasiado. Yo, personalmente, me fui con la sensación de haber tirado más de un millón de las antiguas pesetas por el sumidero, pero con un título más bajo el brazo. Y es que, llamadme pesimista, no se puede esperar más de la educación en este país: pagas un dineral y compras un título y una base de conocimientos que tienes que completar por otras vías. Si ya tienes esa base, mala suerte, solo has comprado el título.