Hace tiempo me vengo dando cuenta de lo mucho que juzga la sociedad a una persona en función a los libros que lee. De esta forma, formamos estereotipos de lector en función del género que está leyendo, y sin pararnos a pensar atribuimos a esa persona ciertos atributos que generalmente son malos, aunque a veces es al revés. Dos de los géneros que más sufren estos problemas son el romántico y el fantástico.
Pobre de la persona que esté leyendo un libro de fantasía rodeada de gente intolerante: le mirarán como a un bicho raro y ya llevará el estigma del friki durante toda su vida. Por mí, friky y orgullosa de serlo, pero conozco gente que no se atreve a ir con sus libros de fantasy a la universidad o a lugares más o menos públicos, y que de hecho tiene sus tomos escondidos en las partes menos visibles de sus estanterías, no vaya a ser que les visite alguien y se den cuenta de que no son “normales”.
Dentro del propio género fantástico también hay varios estereotipos cara al exterior. Por ejemplo, la gente tiende a considerar que los que leen ciencia ficción son gente que generalmente se dedica a las ciencias y que son más bien inteligentes aunque raritos, mientras que los que leen libros de fantasía épica son todos unos chalados que acabarán volviéndose locos y cogiendo una katana, o algo similar.
También tenemos a los que les gustan los vampiros, que son raritos pero no tanto. Supongo que la gente es más tolerante con el género vampírico, por eso de que cada cierto tiempo se ponen de moda.
Pero si el género fantástico es un nido de estereotipos, el género romántico es un auténtico tabú. Como decía Kelly Dreams en uno de sus post, a ver quién encuentra un libro romántico en uno de los stands de la feria del libro. Os invito a hacer la prueba: tiene que ser romántico puro, no romántasy. Como mucho encontraréis un par escondido, y encima el librero os mirará con mala cara cuando lo paguéis. Porque te miran con mala cara. En las librerías de barrio, por lo general, no los encontraréis a la vista tampoco, y en los centros comerciales no suelen estar en la zona de mayor tránsito, sino bien apartados.
El otro día, hablando con una librera de segunda mano (ellos sí tienen a la vista sus libros románticos: no en vano son los que más compran las clientas) me dijo que la mayor parte de las mujeres que compran ese género miran de un lado para otro, no sea que alguien las vea comprar esas novelas, así sin más, como cuando en las películas alguien va a comprar condones y le da verguenza. Tampoco se quedan mucho rato junto a la estantería de romántica, sino que cogen lo que quieren con prisas.
Casi con total certeza puedo afirmar que el 80% de las mujeres que forran sus libros en el transporte público lo hacen porque están leyendo algo del género romántico y no quieren que se sepa. Yo misma, sin ir más lejos, notaba más miradas clavadas en mí cuando llevaba un libro de Jane Feather que cuando llevaba uno de la dragonlance, por ejemplo (ahora, como voy con el e-book, no se nota tanto). Por no hablar de los comentarios como: “no puedo creer que leas esa bazofia” y las miradas de desprecio al pobre ejemplar que llevaba en mis manos cuando ya llegaba a la universidad. Una pena que la gente tenga tantos prejuicios, cuando es un género que adoro y que tiene muchos buenos títulos. Pero bueno, como ya estoy acostumbrada a mí me da lo mismo. En cualquier caso ¿por qué está tan mal visto leer libros de romántica y luego está bien visto ir al cine a ver películas empalagosas? En fin, cosas de la sociedad.
Cosa curiosa, el romántasy o romántico-paranormal no está tan mal visto, aunque veo una razón muy sencilla para eso: cuando has visto a tanta gente leer libros como Crepúsculo, ya no te parece tan rarito el que va con un libro cuya portada es similar.
Estos son los géneros más cantosos, pero hay muchos más estereotipos. Por ejemplo, la gente tiende a pensar que si lees ensayos eres un intelectual. Nada más lejos de la realidad. Un ensayo no es más que una opinión argumentada y (debería) basada en datos objetivos. Debo decir que he leído muchos y por lo general he aprendido más leyendo libros de ficción bien documentados que ensayos.
También se asocia el ser un intelectual a los textos clásicos. Gran falacia. Que leas a Aristóteles no significa que seas más inteligente o que sepas más. Aristóteles decía cosas inteligentes, pero también muchas burradas, como todos. Y la ficción clásica es sólo eso, ficción escrita hace tiempo. No por leer una comedia del siglo XIX vas a ser más listo que por leer una comedia del siglo XXI. Eso sí, si no está adaptada, a lo mejor tienes un vocabulario más extenso.
También se considera gente moderna a los que leen autores como Murakami o Paul Auster, cuando he visto abuelotes con ropa de pueblo leyéndolos.
Y vosotros ¿conocéis más estereotipos de género? ¿Lo habéis sufrido en vuestras carnes? ¿Cómo habéis reaccionado?