La Real Fábrica de Tapices tiene trescientos años y como hace trescientos años sigue funcionando (sin ese volumen de trabajo, claro, no solo por haber menos encargos, sino también por falta de personal). No solo hacen tapices y alfombras desde cero de forma tradicional, sino que también las restauran. Además, el edificio en el que están es Bien de Interés Cultural.
La visita es guiada y nos van enseñando todo el proceso, empezando por los tapices, de los que están haciendo un encargo para un palacio europeo. El trabajo es totalmente manual y artesano, tintan ellos los hilos y luego los tejen en las estructuras tradicionales poco a poco y con mucha paciencia (se necesitan muchísimos meses para hacer un solo metro cuadrado). Se va rellenando cada zona de color un poco según le parezca al que teje, que debe tener un espejo para ver el frontal, ya que si hay algún fallo no es fácil darse cuenta viendo la parte trasera.
También nos enseñaron cómo se fabrican las alfombras, con dos tipos de nudos (el español y el turco) que dan resultados muy diferentes antes de pasar a la zona de restauración, donde nos mostraron el proceso y algunos ejemplos terminados. La visita finaliza en el jardín, donde cultivan todo tipo de plantas con las que se hacen tintes naturales (algunas sorprenden cuando ves en el cartel qué color sale), aunque ellos ya se han modernizado en ese aspecto y usan en el proceso de tintar los hilos tintes químicos.
La visita en total duró unos cuarenta y cinco minutos que se me hicieron muy amenos e interesantes, es impresionante el trabajo que lleva y los resultados son espectaculares.
Sigue a @DeborahFMu
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