Lo primero que debo decir sobre esta exposición es que resulta terrible: te mina y agota emocionalmente, te pone la carne de gallina y te hace llorar, lo pasas muy mal. Aun así, considero que es una visita imprescindible tanto para conocer lo que realmente pasó como para acercarse un poco a la compleja realidad que llevó a esa situación. Yo lo pondría de excursión obligatoria en todos los colegios, a decir verdad.
El recorrido (que recomiendo hacer con audioguía, ya que, aunque sale un poco más caro, los carteles solo se pueden quedar cortos en algunas salas) es muy completo: narra la situación histórica, política, cultural..., cómo fueron cambiando las cosas poco a poco y cómo se concibieron los planes de exterminio, cómo llegaban los prisioneros, cómo vivían aquellos a los que no mataban nada más llegar, cómo sobrevivieron... pero también habla de los verdugos y sus atrocidades.
Todo queda muy bien diferenciado en los distintos espacios, que combinan objetos personales, fotografías, testimonios en vídeo... y que consiguen dar una visión global de todos los aspectos de Auschwitz. Aunque se moderaron con las historias personales de los que murieron (y de los que sobrevivieron), hay muchos ejemplos de pequeñas biografías, narraciones de actos extraordinarios que me conmovieron y me hicieron empatizar aún más si cabe. Me ha parecido que todo está tratado con muchísimo rigor y respeto, y no se han excedido con los intentos de emocionar: tampoco era necesario, porque a poco que te den algunas pinceladas ya sientes ganas de llorar por lo escalofriante y horrible que fue todo.
En definitiva: os recomiendo ir a verla. Lo vais a pasar fatal, pero creo que es imprescindible.
Pues sí que tendría que ser una visita obligatoria para los que vivan en Madrid.
ResponderEliminarSaludos.
Fui ayer. Y la foto de los zapatos nada más empezar ya me destrozó. Parece una tontería, pero para mí fue la imagen más dura.
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