Si tuviera que definir la exposición de Harry Potter, esta sería "TRUÑO". O quizás tongo, o estafa. Y es que gastar 20,90€ e irse hasta el IFEMA, que está en el culo del mundo, para ver semejante birria duele. Duele muchísimo.
Me habían advertido de que no merecía la pena, pero no creí que fuera tan, tan malo. La triste realidad es que estuvimos más tiempo haciendo cola (aunque hubiéramos comprado las entradas) que en la exposición en sí. Lo que más duró fue el rato en que te tienen "retenido", en el que ponen un sombrero seleccionador a varios voluntarios y siempre les dice la casa que quieren. Luego te pasan a otra sala completamente prescindible con un vídeo que no aporta absolutamente nada, pero que sirve para hacer tiempo para que los que van delante despejen un poco la exposición.
Luego entras y tiene buena pinta, con el tren a Hogwarts donde (¡oh, sorpresa!) es casi imposible hacerse fotos por lo oscuro que está y la prohibición de usar flash. Oscuridad que se repite en todos los escasos puntos de interés salvo la zona de las mandrágoras.
El resto son algunos objetos de atrezzo (y no demasiados) y muchos, muchos trajes. Ya me diréis qué gracia tiene la vestimenta en Harry Potter, casi todo son túnicas y ropa normalita. Resultado: quince minutos después ya estábamos en la tienda que, tristemente, molaba más que buena parte de la exposición. Mi consejo: no tiréis el dinero en eso.
Hala, vaya... qué pena :( Podrían haber aprovechado y hacerla más interesante.
ResponderEliminarNosotras también habíamos visto opiniones reguleras.
Un saludo.