Las puertas abiertas en el Senado eran después que las del Congreso y, como no tiene tanta importancia y era día laborable no esperaba mucha cola, por no hablar de que empezaba media hora más tarde, pero aun así madrugué igualmente. Tuve la mala suerte de quedarme la primera... de los que se quedaron fuera en la primera tanda, pero aun así no fue muy largo y pronto pudimos entrar (nos dieron un librito en el que se habla de todo lo referente a la Cámara) en el viejo salón de sesiones. Es muy gracioso, porque tenía como pupitres de escuela y los teléfonos, escondidos discretamente, eran unos armatostes. Claro que ya no se usa la sala más que para algunos actos protocolarios.
Allí nos contaron la historia del Senado y qué funciones tiene, además de qué íbamos a ver antes de la siguiente charla. Por desgracia, no se pueden hacer fotos de nada salvo del salón inicial y de la biblioteca, porque hay muchas obras de arte importantes que pueden dañarse. Las del Salón de los pasos perdidos son una maravilla y allí nos dieron otra charla sobre ellas, además de lo que nos encontraríamos más adelante. Pero sin duda lo que me enamoró fue la biblioteca, es preciosa.
En definitiva, no es tan espectacular como el Congreso, pero aun así resulta interesante. Si podéis pasaros en las próximas puertas abiertas, os lo recomiendo.
Me gustaria poder hacer algun dia esta visita, tiene que estar interesante.
ResponderEliminarSaludos
Es curioso
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