El sábado pasado fui por primera vez a la feria del libro de Madrid. Madrugué para llegar a la blogger lit con, a la que, como sabéis, he asistido todos los años, solo para comprobar lo que empecé a intuir el año pasado: yo ya no encajo en esa quedada, ni me motiva en lo más mínimo. Los asistentes a los que conocía han ido abandonando el barco año tras año y a los demás no solo no les conozco de nada, sino que tampoco tengo nada de qué hablar con ellos. Me sentí vieja, por Dios, ¡solo tengo 26 años, pero la conversación más interesante que mantuve fue con los padres de algunos asistentes! Así pues, yo también abandonaré el barco y el año que viene creo que me ahorraré el madrugón. Eso sí, si hay alguna actividad interesante, me colaré ^^.
Tras una hora de aburrimiento hasta que empezara la quedada y la foto, fui a la caseta de Maeva para descubrir que ya no había regalo (para variar) y me dirigí a la caseta donde firmaba Carlos Sisí para que me dedicara mi ejemplar de Panteón. No había mucha cola, pero mientras esperaba encontré a algunos conocidos, así que me entretuve.
Luego localicé un banco para la firma de las 13:00 (los autopublicados están prohibidos en el reglamento de la Feria, así que nos he organizado para firmar en los bancos: el sábado que viene firmamos a las 18:00, por cierto. Tras la caseta 285) y me fui a la única actividad de la BLC a la que asistí: la charla ¿Cómo se idea una portada?, con Esther Sanz y Luis Tinoco. Fue interesante escuchar a ilustrador y editora sobre el proceso de creación de la portada, aunque no me tocó nada en el sorteo.
Cuando acabó, Emma Gigán ya me estaba esperando para que nos fuéramos a firmar. Podéis leer una crónica de la experiencia en escribolee.
Después de nuestra firma, fui a la caseta de Roca para comprar los tres últimos de las Crónicas del Templo, de Noelia Amarillo, y luego a la caseta de Alfaomega (239) para comprar ejemplares de Amigos o algo más, ya que se me habían agotado. No tenían y no reponían hasta por la tarde, así que me fui a comer con las Happys de Olivia Ardey, con las que pasé un buen rato, tras lo cual fuimos a ¡Meriéndate un Kiwi!, donde las autoras de la editorial charlaban de sus libros. No se oía ni papa, pero me lo pasé bien.
Para cuando acabó, ya estaba un poco cansada, así que, tras las interminables despedidas de costumbre, me fui, no sin antes volver a la caseta de Roca porque uno de los libros que me vendieron estaba destrozado (me lo cambiaron sin problema, por supuesto) y comprar por fin mis ejemplares de Amigos o algo más. Me he asegurado: tienen stock, así que, si pasáis por la feria y queréis comprarlo, está disponible.
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