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jueves, 18 de septiembre de 2014

Crónica: Protagonistas de la cultura: Juan Ramón Jiménez

No sabía demasiado sobre Juan Ramón Jiménez, aunque sí, me tragué como todos la típica minibiografía de los libros de texto del cole, y por supuesto me leí Platero y yo de pequeña, típico libro escolar a pesar de que el autor no se cansaba de repetir que no era un libro para niños. En cualquier caso, la relectura de la edición de Jaguar (no lo reseñé porque no reseño obras poéticas ni de no ficción, ya sabéis, pero podéis ver una foto en la sección Amor a los libros: mejor firmados) me llevó a sentir curiosidad, y coincidió que no me tocaba hacer doblete en el trabajo, así que decidí pasarme por el evento de Protagonistas de la cultura dedicado a él.
Llegué justo a tiempo, lo cual es casi un milagro, teniendo en cuenta que salí de casa sin ningún margen de imprevistos, pero los astros se alinearon para que los trenes fueran puntuales. Hubiera llegado hasta pronto, pero decidí aprovechar para pasar por la librería de El corte inglés y recoger los nuevos coleccionables de Memorias de Idhun (y creo que los últimos). Pero bueno, me estoy enrollando (tened en cuenta que llevaba desde el encuentro con Patrick Rothfuss sin hacer una crónica, una pierde pericia). El caso es que no me perdí el principio.
Se trataba de una charla entre Sonia Antón, editora de Jaguar, y Carmen Hernández-Pinzón, sobrina nieta de Juan Ramón Jiménez, representante y gerente de la comunidad de herederos del poeta y una auténtica mina de información sobre él. La verdad es que la charla fue muy amena y me hizo olvidarme del último fiasco que me llevé en Ámbito cultural. Giraba en torno a la vida y obra de Juan Ramón Jiménez, que era un hombre realmente interesante. De entrada, es el autor de la famosa cita "¡Un día me van a matar de una errata!", con la que me siento tan identificada. También era muy perfeccionista, lo que le llevaba a revisitar su obra constantemente, motivo por el cual hay tantísimas versiones.
Creía, además, que un libro debe ser bello por dentro y por fuera, por lo que era exigente con sus editores y a la hora de imprimir. De hecho, hay notas en las que estructura todo el libro, y detalla cómo tiene que ser todo: desde el orden en el que estaban los poemas hasta cómo debía ser la cubierta. Aparte, su forma de trabajar con la imprenta marcó un hito.
Se comentó que su curiosa ortografía se debía a que quería escribir como habla la gente, de modo que le parecía absurdo usar grafías que en realidad no se pronuncian. También se habló de las supuestas depresiones que sufría, que probablemente no fueran tales, y que tuvieran más de enfermedad física que psicológica.
Otros puntos que se tocaron fueron la gran cantidad de inéditos que hay de Juan Ramón, lo complicado que será que salgan (parte del archivo ni siquiera estaba en España, hay mucho desorden y hay muchas versiones de los poemas, así que surgen problemas para decidir cuál debería ir en el libro) y su relación con Zenobia, que tuvo que ser una mujer realmente especial, y más para esa época..
También se contaron anécdotas, y compartiré las dos que más me llamaron la atención:
La primera es que Platero y yo, su obra más conocida y una de las más traducidas y vendidas del mundo, ni siquiera pensaba publicarlo (lo iba a dejar para cuando salieran sus obras completas) pero, tras una época de relaciones especialmente turbulentas con Zenobia, se le echó el tiempo encima y ese fue el manuscrito que entregó.
Otra anécdota, esta muy curiosa, es que Juan Ramón estuvo muy enamorado de una mujer con la que se carteaba antes de conocer a la que sería su esposa, Zenobia. El problema era que ¡esa mujer no existía! Era una broma de dos amigos suyos, poetas, que habían tomado el nombre de la pariente de uno de ellos, que vivía en Sudamérica. El poeta quiso incluso embarcarse para ir a conocerla, de modo que, como ella (evidentemente) no quería saber nada de la farsa, tuvieron que inventarse una enfermedad. Pero eso solo hizo que Juan Ramón tuviera aún más deseos de ir, así que tuvieron que "matarla", implicando en la mentira al cónsul. Aunque se acabó por enterar de la broma tiempo después, nunca se acabó de creer del todo que esas cartas las hubieran escrito dos hombres y nunca dejó de indagar sobre ella.
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2 comentarios:

  1. Que interesante crónica, la verdad que no sabia tantos datos de este autor, debió ser un placer conocerlo en todos esos detalles, que bueno!!
    Besos.

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    Respuestas
    1. Fue muy interesante, se debería acercar a los autores importantes con más charlas sobre esa ^^.

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