Género: serie de suspense
De qué va: Madrid, año 1928. Marga, Ángeles y Carlota comienzan a trabajar como telefonistas en el edificio más moderno de toda la ciudad. También entra a trabajar allí Lidia, que no es quien dice ser: pretende robar a la compañía.
A mí me ha parecido: se les fue la pinza (2/5).
Por qué: El planteamiento de la vida de las telefonistas españolas de los años 30 me gustaba. Los personajes me gustaban. El escenario me gustaba. ¿Qué podía salir mal? De entrada, cargarse el rigor histórico, convertir un argumento potente en un culebrón y alargarlo innecesariamente con giros de guion que no tienen ningún sentido.
Cada una de las chicas me gustó en el inicio, tienen distintas formas de ser y motivaciones, con sus propias subtramas, algunas de las cuales se vuelven un poco surrealistas al intentar forzar tramas LGTBI y feministas, triángulos amorosos extraños, intrigas políticas, niños robados y un sinfín de cosas por el estilo.
Todo gira en torno a Lidia, que es un personaje que empieza con gran potencial, una ladrona que ha prosperado en las calles y se vuelve completamente boba de pronto. No solo por su confusión con los dos maromos, que son completamente intercambiables, sino porque empieza a tomar decisiones absurdas.
No es la única que comienza a comportarse de forma estúpida según se van necesitando giros de guion. Todas las protagonistas acaban tomando decisiones infantiles y absurdas según resulta necesario. Además, encontramos agujeros en el guion como que las cosas que las hacen sufrir psicológicamente se arreglan de repente con conversaciones que no tienen relación con el tema, que de pronto aparezcan un montón de bombas oportunamente dentro de un edificio, que aparezcan hermanos gemelos de la nada...
Teniendo todo esto en cuenta, es comprensible que decidiera abandonar la serie en la temporada 3. Si no lo hice antes, es porque odio quedarme a medias y la segunda acaba con un cliffhanger que me hizo empezar la tercera. Y por pereza, porque no me apetecía buscar otra cosa.
Sigue a @DeborahFMu
De qué va: Madrid, año 1928. Marga, Ángeles y Carlota comienzan a trabajar como telefonistas en el edificio más moderno de toda la ciudad. También entra a trabajar allí Lidia, que no es quien dice ser: pretende robar a la compañía.
A mí me ha parecido: se les fue la pinza (2/5).
Por qué: El planteamiento de la vida de las telefonistas españolas de los años 30 me gustaba. Los personajes me gustaban. El escenario me gustaba. ¿Qué podía salir mal? De entrada, cargarse el rigor histórico, convertir un argumento potente en un culebrón y alargarlo innecesariamente con giros de guion que no tienen ningún sentido.
Cada una de las chicas me gustó en el inicio, tienen distintas formas de ser y motivaciones, con sus propias subtramas, algunas de las cuales se vuelven un poco surrealistas al intentar forzar tramas LGTBI y feministas, triángulos amorosos extraños, intrigas políticas, niños robados y un sinfín de cosas por el estilo.
Todo gira en torno a Lidia, que es un personaje que empieza con gran potencial, una ladrona que ha prosperado en las calles y se vuelve completamente boba de pronto. No solo por su confusión con los dos maromos, que son completamente intercambiables, sino porque empieza a tomar decisiones absurdas.
No es la única que comienza a comportarse de forma estúpida según se van necesitando giros de guion. Todas las protagonistas acaban tomando decisiones infantiles y absurdas según resulta necesario. Además, encontramos agujeros en el guion como que las cosas que las hacen sufrir psicológicamente se arreglan de repente con conversaciones que no tienen relación con el tema, que de pronto aparezcan un montón de bombas oportunamente dentro de un edificio, que aparezcan hermanos gemelos de la nada...
Teniendo todo esto en cuenta, es comprensible que decidiera abandonar la serie en la temporada 3. Si no lo hice antes, es porque odio quedarme a medias y la segunda acaba con un cliffhanger que me hizo empezar la tercera. Y por pereza, porque no me apetecía buscar otra cosa.
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