El amigo gay es casi un personaje fijo en la novela chick lit actual. Por hacer un cálculo aproximado, entre la mitad y dos de cada tres novelas de este género tienen el personaje, y casi todas las autoras han escrito al menos una novela con este tipo de secundario. Es bastante frecuente. Tanto que he escuchado muchas quejas de lectoras al respecto.
A mí, personalmente, no me disgusta su presencia (nunca ha habido una etapa de mi vida en la que no tuviera un amigo homosexual, de modo que ¿por qué me iba a rechinar encontrarlos en una novela?), pero sí el hecho de que casi todos sean la misma personalidad con distinto nombre: amanerados, con mucha pluma, siempre a la moda, modernos, con cierto acento pijo, fiesteros y pocas veces monógamos.
«A ver, queridas autoras, igual que hay distintos tipos de padres, mejor amiga, jefe... ¿no creéis que quizás el amigo gay debería tener personalidad propia?», me gustaría preguntarles. Porque sí, en la vida real nos encontramos con algún individuo con esas características, pero en proporción al resto de homosexuales son minoría. ¿Tan difícil les resulta salirse del estereotipo (a veces lo marcan tanto que el personaje resulta esperpéntico) y que su personaje sea un tío normal, que habla normal y tiene un trabajo normal pero al que simplemente le gustan los hombres?
Pero bueno, al margen de lo mucho o poco que algunas se ciñan al estereotipo y de lo poco o muy poco original que sea el secundario, lo cierto es que el amigo gay suele tener un papel (o varios) que no pueden ejercer otros secundarios.
El más importante, que realiza el amigo gay en el chick lit es, curiosamente, defender la causa del personaje masculino y ayudar a la chica a vencer sus reticencias. Este papel lo pueden ejercer de forma eficaz y realista dos tipos de secundarios:
A) El amigo gay. B) La amiga casada/emparejada de manera estable.
¿Por qué? Muy sencillo. Que los padres intercedan por el personaje masculino no sólo es poco realista, sino contraproducente (¿quién hace caso del consejo de los padres sobre sus relaciones personales?). Por su parte, es de esperar que las amigas solteras tengan tan poca resistencia a las meteduras de pata de los hombres como la propia protagonista y estén tan inmunizadas como ella, de modo que reaccionarán poniéndose de su parte, no de la del protagonista masculino.
Sí, puede haber una amiga soltera que abogue por él (suelen aparecer en las novelas en las que hay más de un amigo en el bando de la protagonista), debido a un carácter conciliador, por ejemplo, pero su argumento no tendría demasiada fuerza, algo especialmente necesario en un género de novelas en que la protagonista suele tener ciertos estándares mínimos y estar bastante escarmentada respecto a los hombres. Además, el perfil de esa clase de amiga suele ser prudente, con lo que quedaría hipócrita que aconsejara lanzarse.
En cambio la amiga casada/emparejada que aboga por el hombre tiene como respaldo para su argumento su propio triunfo en lo sentimental (si os fijáis, siempre está con el típico tío perfecto, así que si aconseja arriesgarse es porque puede decir: «Yo lo hice y mira lo que conseguí») y el amigo gay se respalda en su propia condición de hombre. Lo que es más, si su vida sentimental es un desastre no se le puede llamar hipócrita por aconsejar lanzarse, dado que sus fracasos han sido con hombres homosexuales y no heteros, por lo que hablamos de "dos ligas distintas" (en el fondo es más de lo mismo, pero el argumento sigue presente y suele considerarse válido).
Otro papel clave (en novelas de la década pasada y anteriores, ahora está bastante desfasado y queda raro) era el de demostrar rápidamente que el protagonista masculino no es un neandertal que pone el culo contra la pared para evitar ser violado cuando la protagonista femenina se lo presenta (algunos os habréis quedado desconcertados al leerlo, pero tristemente algunos tíos lo hacían y siguen haciéndolo... lo cual explica que en algunas novelas viejas de chick lit se hiciera la asociación «el chico reacciona bien al amigo gay = el chico merece la pena») o que es capaz de evolucionar y cambiar su mentalidad a lo largo de su relación con la chica.
Cuando esta clase de secundario cumple con estos papeles, importantes para el desarrollo, todo va bien. Pero cuando en tantas novelas nos encontramos con que está por estar, porque hay que meter un elemento gracioso (en estas novelas es cuando suelen llevar el estereotipo al extremo) o para darle glamour a la protagonista (¿en serio? ¿desde cuando tener un amigo gay te hace ser más glamouroso en la vida real?)... es cuando, a mi parecer, se empiezan a oír voces de lectoras diciendo que están hartas de amigos gay en la novela chick lit.
¿Y vosotros? ¿Qué
pensáis de este tema? ¿Deberían algunas autoras abandonar esta
clase de personajes, aun cuando son necesarios para algunas
historias, sólo porque muchas otras lo utilizan para todo y sin
demasiada inteligencia?
La verdad que este genero me gusta mucho, si bien la mayoría de libros que tengo son en digital, he leído pocos y de lo poco puedo decir que solo encontré a uno o dos amigos gay. En lo personal no me molestan pero si son la misma personalidad en todas las historias con diferente nombre, pues la verdad que aburre. Mas bien encuentro a la amiga que es lo contrario a la protagonista y hasta es mas interesante a veces xD. Y los personajes masculinos creo que han madurado bastante, suelen molestarme las protagonistas por caprichosas e indecisas, eso si que da lata.
ResponderEliminarBesos.