Como había estado a tope con las correcciones de Enemigos o algo más y
el lanzamiento, llevaba varios fines de semana sin salir, así que estaba
deseando que llegara el Heroes Manga para desconectar un poco (y de
paso ponerme la yukata y el obi que me compré durante mi viaje a Japón).
Llegué
sobre las 11 y me di una vueltecita por los puestos. No había muchos de
manga, que eran lo que más me interesaba; casi todo era de material
promocional, cosplay... Pero bueno, aun así había bastantes cosillas que
hubieran hecho estragos en mi presupuesto... de haberlo tenido.
Little japan, espacio nintendo, dojo y expo de kimonos |
A
las doce me apunté al recorrido inaugural de prensa. Pasamos por el
photocall y por el espacio little Japan, donde habían recreado una casa
tradicional japonesa y estaban jugando a un juego típico de allí. Luego
fuimos al espacio Nintendo, donde nos hablaron de la Nintendo Switch,
que es una pasada, y tras eso nos llevaron al espacio para los niños, en
el que predominaba Doraemon, pasando antes por el dojo en el que
distintas escuelas de artes marciales hacían exhibiciones. La siguiente
parada fue el escenario, y después vimos las exposiciones.
Lo mejor: el concierto de Taikos. Espectacular |
Cuando
acabó, volví a ir por libre. Lo bueno de estos eventos es que nunca me
quedo sola, porque siempre me encuentro con grupos de conocidos y voy
con unos o con otros según me dé ^^. En este caso, me tragué una
larguísima cola de casi una hora para comer ramen (debería haber más
puestos de comida) mientras hacía tiempo hasta una proyección sobre
mujeres samurai. Me quedé con las ganas: en el mapa no había sala de
conferencias, y era allí. Luego pregunté al staff y me dijeron que esa
sala había desaparecido y que las actividades anunciadas para ella se
habían dispersado en otros espacios, que los buscara. No los encontré,
aunque volví a recorrer todo el salón, y me quedé con las ganas. Más
adelante me enteré de que sí había sala de conferencias, pero estaba un
poco escondida, por desgracia ya estaba en mi casa por entonces.
La
siguiente actividad que me interesaba (este año no había muchas y casi
todas eran en la desaparecida sala de conferencias) era mucho más tarde
y, la verdad, ya estaba cansada de dar vueltas sin hacer nada (y llevar un obi es casi como ponerse un corsé, lo cual agota). Además,
me arriesgaba a que no se hiciera, o se retrasara, como había pasado con
varias cosas, de modo que decidí marcharme a casa y dar por finalizada
la jornada.
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