Íbamos camino de otra exposición (que al final no vimos) cuando nos topamos con el museo de Bansky y, como nos encanta este artista, decidimos pasarnos. La entrada es bastante cara (14€), pero hay que reconocer que es muy interesante y le echas un buen rato (1-2 horas).
Abarca todo el historial de Bansky (cuya identidad sigue siendo un misterio) desde sus orígenes hasta la actualidad, tanto con murales en paredes (reproducidos tal cual, ya que el espacio es muy grande) como con vídeos sobre sus performance y el fenómeno a su alrededor, proyecciones y todo tipo de reproducciones de su obra.
Los espacios están distribuidos por ciudades y temáticas de forma inmersiva, y todo está explicado en su contexto con carteles y vídeos, transmitiendo el humor y la crítica social y política que busca el artista.
Las reproducciones son a tamaño real, lo que permite jugar bastante con los espacios, y en general no está muy masificado, así que recomiendo la visita.
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