Género: novela juvenil de fantasía
Autora: Sarah Blakley-Cartwright
Editorial: Alfaguara
Cómo lo adquirí: me lo regalaron
Sinopsis breve: versión moderna y oscura del cuento de Caperucita.
Cuestiones de marketing que me han llamado la atención: La portada blanca le da mil vueltas a las otras dos... Aparte de eso, el libro está basado en la película y regalaron la entrada de cine con la compra del ejemplar. También hicieron una triquiñuela con el capítulo final, supongo que para que la gente fuera al cine a verla. Ya me explayaré sobre eso más adelante.
Mi puntuación para este libro es...
¿Por qué esa puntuación?: No sé ni cómo empezar a expresar la indignación que he sentido con este libro. Está basado en la película, que vi antes de leerlo y, además de resultar lento y extremadamente descriptivo (una ambientación muy lograda a costa de aburrir al lector y no profundizar en los personajes), no aporta absolutamente nada.
Es más, resulta que falta el capítulo final, como ya he dicho. Cuando llegué al último capítulo del libro me desconcerté, porque faltaba la parte más importante de toda la historia, aquella que desvela todo y hace que las cosas encajen. Ponía en la siguiente página la sugerencia de que averiguaras el verdadero final en la página de facebook. Yo ya conocía dicho final (ya he dicho que vi la película antes), pero como no me gusta quedarme a medias entré al trapo. Me encontré con que la página está compartida con Blancanieves y la leyenda del cazador... y que el enlace al último capítulo no funcionaba. Tras un rato rebuscando, di al fin con las casi veinte páginas que le faltan a la novela.
Francamente, quizás le hubiera puesto un entretenido muy raspado, pero esto me cabreó tanto que no sé cómo no le he puesto un Lo leí por fuerza de voluntad. No sólo es la peor estrategia de marketing de la historia (te deja con cara de tonta, porque el final que no está oculto es una auténtica mierda y, más que darte ganas de ver la película, te dan ganas de no verla) sino que no tiene ni pies ni cabeza, porque ni siquiera hila bien el penúltimo capítulo con el verdadero final. Es más, te hace sentir como si te hubieran toreado, como si no te tuvieran respeto como lector. Una cosa es hacer transmedia (para lo cual hay que avisar ANTES de que empieces la lectura, y dar cierta integridad a cada medio para que, si el consumidor lo decide, no tenga que utilizar varios) y otra hacer payasadas como esta. Menuda tomadura de pelo.
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