Cuando recibí la invitación para conocer a Marcela Serrano en un evento íntimo para bloggers, acepté sin dudarlo. No había leído nada de la autora todavía, pero tenía ganas porque me habían hablado bien de sus libros. Tras haber leído en una tarde el ejemplar de La novena (podéis votar en la encuesta para leer este mismo viernes la reseña), les doy la razón.
Llegué un poco pronto y, en modo metepatas, abordé a dos señoras que estaban tomando inocentemente su café para preguntarles si habían venido también al encuentro. Luego me sacaron de mi error y esperé un ratito hasta que empezaron a llegar y empezamos.
Marcela es una mujer encantadora, muy cercana, y su charla me resultó muy interesante; fue todo un placer conversar con ella sobre su libro y sobre muchos otros temas.
Lo que más me llamaba la atención de La novena era que, tratando una historia sobre mujeres, se utilizara el punto de vista masculino. Ella eligió ese punto de vista, aunque inicialmente era reacia, porque la historia lo pedía, y que fuera un hombre permitía una mayor ambigüedad en la relación con Amelia. Esto derivó a una charla sobre la literatura escrita por mujeres y cómo, aunque a nosotras nos resulta más sencillo asumir la voz de un hombre, ya que es el estándar, a los hombres, cuando intentan asumir la voz de una mujer, no les sale bien y se les nota a la legua.
También hablamos sobre lo que pone el escritor de sí mismo en cada obra y el contraste con la autobiografía (citó el ejemplo de Karl Ove Knausgård) y la narración de sucesos reales. Ella escribe ficción, aunque en este caso se basó en un hecho que ocurrió en la realidad. Otra cosa muy interesante en este libro, relacionada con esto, es el tema de las relegaciones: durante la dictadura, a muchas personas se las mandaba al campo o a lugares aislados donde debían firmar cada día en el cuartel, aunque no se les proporcionara alimento ni techo. Es una figura que nos resultaba chocante a todas por lo cruel que resultaba, ya que bajo la apariencia de casi libertad se encontraban atrapados en un entorno hostil y con escasos medios para ganarse la vida.
Además de desmenuzar muchas cosas de La novena, comentamos muchas más cosas como la forma en que se pone a trabajar, sin llegar a tener un guión preestablecido pero sí muchas notas previas; el ritmo y el uso del tiempo; la estructura; o la importancia de la literatura y la cultura en la novela, lo que llevó a una conversación más general sobre libros y sobre otras cosas.
El encuentro se me hizo cortísimo y muy ameno, fue una pena que tuviéramos que dejarlo tan pronto, pero bueno, al día siguiente madrugaba y, como siempre, había un largo trayecto hasta casa.
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