La verdad es que me ha encantado, no solo porque el edificio que lo alberga es espectacular por dentro y por fuera, sino porque tiene una gran cantidad de piezas interesantes. La naturaleza es hermosa. Algunos fósiles son fascinantes y algunos minerales tienen formaciones impresionantes.
Además, el museo tiene el equilibrio perfecto entre explicación y muestras (muchas muestras, con explicaciones sencillas y rápidas, que se pueden ampliar si así lo deseas). Está todo muy bien organizado por tipos de fósiles, tipos de minerales y gemas, épocas y lugares, un poco petado, sí, pero todo accesible y con contenidos más didácticos mezclados con otros más científicos.
Vamos, que es una de esas joyitas que tenemos en Madrid y que solemos pasar por alto. Una pena que la mina que tienen en el subsuelo solo abra unos pocos días al año y sea complicado conseguir plaza... aunque algún día entraré.
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