Autora: Emilia Pardo Bazán
Editorial: varias
Sinopsis breve: don Julián, un joven sacerdote, se presenta en los Pazos de Ulloa, una finca rural de Galicia, para ejercer de administrador. Encuentra un lugar decadente, controlado por el mayordomo Primitivo.
Mi puntuación para estos libros es...
¿Por qué esa puntuación?: “Los pazos de Ulloa” me ha parecido una novela entretenida y variada. Tiene alguna parte un poco más pesada, pero en general es interesante y emocionante. Con un toque de novela gótica en ocasiones, narra los esfuerzos de un cura por enderezar el desastre del lugar en el que acaba, donde un noble en decadencia se dedica a la caza mientras su mayordomo, verdadero dueño y señor, le esquilma y dirige todo a su alrededor, usando a su hija casi como concubina del marqués.
Conocemos gracias a la novela la manera de vivir de la nobleza decadente del campo, pero también de las buenas familias de ciudad y el choque con los que no han nacido en una familia de bien, presentando los acontecimientos en toda su crudeza.
“La madre naturaleza” cambia de tercio, empezando unas dos décadas después de los sucesos del libro anterior, y se centra en la relación entre Manolita y Perucho, inseparables adolescentes que, hermanos sin saberlo, empiezan a desarrollar sentimientos el uno por la otra. Estos sentimientos se magnifican cuando llega al pazo el tío de Manolita con la intención de desposarla (lo cual también me parece incestuoso, aunque estaba bien visto).
La verdad es que, aunque la prosa es soberbia y sigue teniendo elementos de interés, este último libro es bastante predecible y lineal, así que no me extraña que pasara desapercibido, no solo por la temática, nada a tono con lo que se llevaba en la época, sino porque no tenía ningún tipo de sorpresa o giro inesperado.
En cualquier caso, merece la pena leer ambas novelas por su riqueza y por saber cómo eran las cosas en esa época, ya que la autora refleja muy bien esas realidades.
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Conocemos gracias a la novela la manera de vivir de la nobleza decadente del campo, pero también de las buenas familias de ciudad y el choque con los que no han nacido en una familia de bien, presentando los acontecimientos en toda su crudeza.
“La madre naturaleza” cambia de tercio, empezando unas dos décadas después de los sucesos del libro anterior, y se centra en la relación entre Manolita y Perucho, inseparables adolescentes que, hermanos sin saberlo, empiezan a desarrollar sentimientos el uno por la otra. Estos sentimientos se magnifican cuando llega al pazo el tío de Manolita con la intención de desposarla (lo cual también me parece incestuoso, aunque estaba bien visto).
La verdad es que, aunque la prosa es soberbia y sigue teniendo elementos de interés, este último libro es bastante predecible y lineal, así que no me extraña que pasara desapercibido, no solo por la temática, nada a tono con lo que se llevaba en la época, sino porque no tenía ningún tipo de sorpresa o giro inesperado.
En cualquier caso, merece la pena leer ambas novelas por su riqueza y por saber cómo eran las cosas en esa época, ya que la autora refleja muy bien esas realidades.
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