Ya he hablado de la forma y el contenido. Y de que me parece más importante la forma que el
contenido. Pero ahora voy a desglosar lo que, a mi juicio (subrayo a
mi juicio, que conste, porque es algo personal y subjetivo, a pesar
de que probablemente coincidáis conmigo en algunos aspectos) debería
tener la forma para ser perfecta.
Los elementos básicos que conviene cuidar
El narrador: creo
que cada historia tiene su narrador perfecto, elegir el adecuado
puede ser un gran punto a favor del libro. En general, hay dos tipos
de narrador, el omnisciente y en primera persona. Pero hay que
matizar. Existen varios grados de omnisciencia: tenemos narradores
omniscientes que te cuentan la historia y algún detalle y otros que
saben desde lo que pasa hasta lo que sienten, piensan... todos. Mi
forma preferida de omnisciencia es la que se centra en un personaje y
deja el resto de vista en el aire (puede cambiar de capítulo en
capítulo). Si sabes todo de todos a cada momento, puedes pensar que
es predecible.
La primera persona es
más... confiable. Más íntima. El lector siente que lo que se
cuenta es más verídico (no lo digo yo, está demostrado
académicamente). Pero también hay dos tipos. Tenemos el epistolar
(diarios, cartas y otros documentos), que da al lector más sensación
de que eso ocurrió realmente, y el contado. Este último puede dar
lugar a menos nivel de confiabilidad, de hecho el narrador puede ser
un mentiroso y ocultarte información. Aun así, cuando esa
triquiñuela se desvela te sorprendes, porque el narrador te ha
mentido y esperabas que contara la verdad (un puntazo, cuando pasa,
aunque a muchos les cabrea).
Para mí, la primera
persona es peligrosa. Si lo cuentas en pasado y das demasiada
información puede diluirse el halo de credibilidad. Seamos lógicos,
a no ser que quien lo cuenta tenga memoria fotográfica o haya sido
entrenado para fijarse en los detalles, el hecho de que recuerde la
descripción exacta de todo es... extraño. Por otro lado, si además
de primera persona es presente hay riesgo de que el exceso de
sentimientos resulte cargante. También hay riesgo en otra cosa y es
que el personaje que lo cuente sea odioso y poco carismático
(repito mi ejemplo de La isla del dr Moreau), aunque si es un
idiota con carisma se le perdona (Nasty de la trilogía Inmortales).
Por último, señalar que en algunos casos tenemos segunda persona. No suele gustarme, y prefiero que dure poco. Tampoco me hace gracia cuando el narrador no para de dirigirse al lector, salvo algunos casos excepcionales.
El estilo: Esto
ya es más personal y depende de cada cual. Yo (y repito yo) prefiero
un estilo directo, al grano. Me cuesta engancharme cuando es más
indirecto.
El lenguaje: va
muy relacionado con el tipo de historia y con el narrador. Yo,
personalmente, prefiero que sea sencillo y directo. Como el estilo,
vamos. Además, en la primera persona hay que tener cuidado porque
una adolescente no habla con lenguaje rimbombante, por ejemplo.Y aunque el narrador hable de forma más culta, eso no tiene necesariamente que reflejarse en los diálogos, porque cada persona habla a su modo.
Ritmo: un ritmo
lento aburre. Un ritmo normalito durante todo el texto es aceptable.
Los picos de ritmo acelerado y ritmo lento deben ser proporcionales
(o, a poder ser, el ritmo lento debe durar menos). Una historia in
crescendo casi siempre gusta. Lo contrario es un desastre. En cuanto
a un ritmo frenético en todo momento... a mí personalmente me
encanta, pero mucha gente necesita un respiro.
También hay que tener en cuenta que el ritmo es subjetivo. A mí, que leo rápido, no me importan veinte páginas de ritmo lento porque me las acabo en seguida, pero a alguien que vaya más despacio le puede desesperar. Por otra parte, el ritmo debe ser, para mi gusto, proporcional a la extensión. Para mí, ritmo lento significa, por ejemplo, llegar al segundo tercio de la historia sin que ocurra nada, por ejemplo. Aunque sea una novela corta, eso lo noto y me molesta, pero a otras personas no les ocurre igual.
Flash backs y flash
forward: deben ser usados con moderación. Estos recursos pueden ser un arma
de doble filo: bien usados, intrigan al lector y le mantienen en
vilo. Mal usados, generalmente debido a su abuso, sólo consiguen
confundir y una sensación de hastío. Incluso interrumpen el ritmo
de la trama. La labor del editor es también importante en este aspecto: si están bien marcados en el libro, el lector lo agradece.
Aspectos imprescindibles para que la historia me parezca perfecta
Después de hablar de las
partes de la forma más generales, que no tienen por qué tener
reglas fijas al combinarse, voy a contar otras reglas de forma que, a
mi parecer, deben cumplirse para que el libro sea perfecto.
La paja, cuanto menos
mejor. Odio, y creo que casi todos coincidiréis, las
ampliaciones inútiles. Alargar una historia sólo por alargarla no
beneficia en nada a dicha historia. No puedes convertir doscientas
páginas en cuatrocientas impunemente.
Las descripciones,
relevantes. No sé dónde leí/escuché (creo que fue en el
cursillo de Fantasy and science fiction) que en literatura, cuando se
presta atención a alguien, es porque ese alguien es importante.
También se puede aplicar eso al algo.
¿Las descripciones
largas son prescindibles, pues? Definitivamente no, siempre y cuando
dichas descripciones sean importantes, o transmitan algo. Tolkien
hacía auténticas parrafadas, pero eran necesarias para meter al
lector en la Tierra Media. En las novelas de misterio es importante
describir a todos por igual, para diluir las sospechas del lector (si
se diera importancia a uno o dos, sabríamos rápido quién es el
culpable), y un largo etcétera.
Lo que sobra es que el
autor describa al detalle a un personaje que no va a volver a
aparecer y que ni siquiera tiene relevancia para la trama, o que me
cuenten la forma exacta de la hoja de la rama del árbol del bosque,
salvo si esa rama se va a convertir en una varita de poder o si el
protagonista ha sido herido y no tiene otra cosa que hacer que
mirarla durante un largo periodo de tiempo...
Redundancias al
mínimo. Recordar algo al lector es bueno, si han pasado una buena cantidad de páginas entre medias. Repetir la misma
monserga una y otra vez es terrible. Uno de mis traumas literarios
fue en The skies of Pern. Pasa esto. Y luego, en el consejo, cuentan
otra vez lo que pasó. Y llega uno tarde y lo vuelven a repetir. Y el
lector piensa: Venga, cansinos. No aguanto más. Y parece que no lo
van a repetir pero a los pocos días llega nosequién y se lo vuelven
a decir, por si no se había enterado ya. Con lo sencillo que es
escribir: "Y se lo contaron todo"...
Una buena proporción
entre diálogos y texto. Mucho diálogo parece teatro, pero sin
saber claramente quién está hablando. Mucho texto cansa, necesitas
un respiro de vez en cuando. En los diálogos, además, ayudan los incisos que te ayudan a no perder el hilo de quién está hablando y marcan las acciones de los personajes.
La ortografía,
correcta. Es obvio, pero no está de más repetirlo.
Tramas secundarias. Un exceso de ellas te puede distraer de la trama principal. Si son
interesantes tiene un pase, pero algunas no lo son y parecen de
relleno. También me he encontrado con casos en los que la trama
secundaria tiene más encanto que la principal...
Adiós al efecto
persiana. ¿Qué es el efecto persiana? No tiene nada que ver con
dietas, aunque suene a eso. Es el término que he inventado para
cuando el autor se enrolla tanto explicando una cosa, y al hilo de
esa cosa te explican otra, y al hilo de eso... otra... de forma
interminable... que cuando quieres volver a lo principal ¡ya te has
olvidado!
Nada de saturación
de datos. Cuando en una parrafada te sueltan ochenta fechas, la
genealogía de media familia, las relaciones y cotilleos de medio
pueblo... por muy relevantes que sean no los retienes. Es posible
incluso que hayas saltado ese párrafo, o no le prestas atención, o
simplemente se te olvida. Creo que los datos tienen que darse poco a
poco, para no cansar al lector.
hola Déborah, me encantó tu explicación estoy 100% de acuerdo, especialmente con los grandes detalles y reiteraciones que no son necesarias! creo que lo que escribiste es lo necesario para mi perfecto libro!!! y son difíciles de encontrar, pero cuando los lees se vuelven nuestro favoritos, muchos besos!
ResponderEliminarParece complicado, pero luego son cosillas de cajón. Por supuesto, la originalidad de la historia, los personajes bien trabajados... son también importantes (ya hablaré de eso) pero en términos de forma creo que estos son los elementos mínimos que hay que tener. Yo, desde luego, es lo que valoro y lo que procuro aplicar cuando escribo mis libros.
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